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viernes, 21 de julio de 2017

QUERIA HACER UN LLAMAMIENTO


Hoy, quería hacer un llamamiento
a todas esas mujeres
que sé que están conmigo desde siempre


A veces me gusta hablar conmigo.
Cierro los ojos y me imagino a la mujer que soy enfrente mío.
Desde todo mi ser, mi saber, mi sentir...
desde toda la experiencia de haber vivido muchos años, muchas vidas, me gusta hablarle (hablarme)
así le consuelo, le aliento y le doy ánimos,
le doy todo el amor y la ternura para que se sienta protegida
se sienta amada.
A veces me gusta,
mirarme desde fuera de mí, así de frente,
como si yo fuera otra que conozco tan bien porque soy yo misma.
Entonces miro hacia atrás y veo tras de mí
una fila interminable de rostros ancestrales de mujeres
que siento que están conmigo desde siempre.
Son todas esas mujeres, todos esos rostros surcados de arrugas, de sonrisas,
de ojos que han visto pasar la historia con ellas dentro
siendo piel con piel todas sentimiento dentro del vivir diario;
ojos que ven más allá de lo que miran, ven dentro, ven también lo mágico;
todas esas mujeres de trenzas en sus cabellos y pelo cano, de pechos grandes y regazo caliente que huelen a hogar,
a café y pan horneándose;
huelen a cabra, a monte, a leche y queso,
al sofrito de ajitos y cebolla, a potaje con gofio...
Son todas esas mujeres que siento están conmigo desde siempre, de muchas vidas,
animándome y ayudándome a encontrar el camino, 
dándome todo el cariño y la comprensión;
todas esas mujeres que desde algún lugar en la historia
tuvieron que hacer revolución
desde el calor de sus hogares o desde el ardor de sus corazones
al desafiar a la mayoría y atreverse a mostrarse tal cual eran.
Una revolución a veces silenciosa, calladita, de poquito a poco...
una revolución que ni ellas sabían que estaban haciendo,
la de unos corazones pura magia de sentir tanto,
a veces también de palabras desenvainadas,
de lágrimas derramadas, de ruido y triunfos obtenidos.
Hoy quería hacer un llamamiento a ellas,
todas esas mujeres que siento que están conmigo,
con nosotras,
haciendo que no estemos nunca solas,
para que vengan a mí
y yo llegue a ser una mujer con la fuerza y el poder de todas dentro;
para que me alumbren este camino de transformación que se abre ante mí,
de mujer a diosa,
y todas las fuerzas de la creación estén conmigo;
para que junto con toda la conexión que nos une por siglos a la madre tierra
sepa yo como encauzar toda esta energía
que como un sol bello, radiante, caliente
está creciendo dentro de mí, alrededor de mi bebé
y que me confunde y me llena de amor, de risas de sueños...
de dudas, de miedos...
expandiéndose queriendo salir.
A todas ellas, las ancianas sabedoras, amorosas
conmigo a los lados del camino
¡¡¡AVANZA!!!
Y luego, yo camine hacia adelante
más confiada y segura
sintiéndome más plena y consciente
más fuerte.

Tatiana Aguaclara


Del libro Los dioses me hicieron mujer de Tatiana R.
Imagen: El viajero del faro

domingo, 2 de julio de 2017

HACIA LA LUZ



Este deseo, esta necesidad de retornar mil veces a dónde está la luz. No a dónde estuvo y se apagó muy pronto, sino al lugar radiante del que siempre sigue y sigue manando.
                                                                                                                          Eloy Sánchez Rosillo

Cuando está tan oscuro afuera y nada parece tener sentido, algo, un atisbo de luz en mi interior, como un recuerdo, me lleva a mirar hacia adentro.
Ahí en ese dulce territorio del silencio, mi alma que anhela amor y poesía recuerda, y sueña volver a ese lugar donde se va la luz cuando se apaga. Ella sabe y hacia allí dirige mis pasos otra vez, unas veces despacio, pero otras, ligera, como si volara. Me dejo llevar, mis pies se suavizan mientras avanzan, ya lo conozco porque ya he estado allí antes. Es el lugar de donde vengo, el lugar donde el amor no se acaba.

Más allá de este mundo hay otro mundo al que pertenezco donde la luz no deja de brillar.


Del libro Entre flores y agua de olas de Tatiana Rodríguez y J.Freedie Fuentes

Texto: Tatiana Rodríguez
Imagen: J.Freedie Fuentes

jueves, 13 de abril de 2017

NOSOTRAS QUE NOS QUEREMOS TANTO



Algunas de mis amigas, muchas veces, llevan tacones y ellas, todas, son tan maravillosas. Ellas me llaman cariñosamente la india y a mí me encanta. Y a veces, cuando las veo aparecer con sus tacones tan hermosas, tan elegantes… una parte de mí piensa que estaría bien saber andar sobre unos zapatos de esos, pero yo no sé. Sé andar descalza por los riscos y los callados de la playa como nadie, pero no desprecio los tacones porque no sepa, o no quiera, andar con ellos. Adoro la diversidad, las diferentes formas que cada una tenemos para mostrar nuestra feminidad. No me maquillo, tampoco sé hacerlo, y cuando las veo aparecer tan bellas pienso que podría haberme hecho más que sea la raya en los ojos o haberme puesto algo de brillos en los labios. No lo hago, no porque no me guste, se me olvida, no me da por eso. En todas las culturas las mujeres tienen sus costumbres, sus rituales de belleza y se reúnen para compartir, apoyarse, bailar, reír, nosotras eso lo hacemos y mucho y quizá se me pegue ahora algo de ellas.  Nadie nos enseñó a caminar descalzas sobre las piedras, nadie nos enseñó a honrar nuestra feminidad, a reconocer nuestra valía, nuestros dones, nuestros talentos, igual que a andar en tacones tuvimos que aprenderlo solas. Nadie nos enseñó que el amor se encontraba dentro y que siempre estaba, aprendimos a buscarlo fuera, a mendigarlo, tan hambrientas estábamos. Aprendimos a callar para no molestar para que se nos quisiera, nos recortamos trocitos de nosotras mismas para caber en el molde, para no desentonar, para ser aceptadas… Nadie nos dijo que era más importante gustarnos a nosotras mismas . Somos unas sobrevivientes de un sistema de pensamiento completamente loco y arcaico donde a acorazarse y no expresar las emociones se le considera ser fuerte y donde ser sensible y expresarse es debilidad, donde impera la mente del miedo oscureciendo el amor. Y aquí estamos nosotras que nos hemos reinventado, que hemos tenido que redescubrirnos porque ya no sabíamos quienes éramos, donde fuimos descubriendo que había algo hermoso en nosotras que no tenía que ver con lo que los demás opinaran y aprendimos que la fuerza era desafiar a la mayoría para atrevernos a mostrarnos tal cual éramos. Y estamos aquí mujeres hermanas que buscamos ser felices porque sabemos que la felicidad nos pertenece y expresamos nuestra feminidad cada una como le parece. Así que, mujeres del mundo, dejemos ya de criticarnos entre nosotras, de juzgarnos y atacar las diferencias porque en el fondo somos más iguales de lo que ninguna queremos reconocer y ya durante siglos nos han quemado en la hoguera por atrevernos a mostrarnos y a ser. Seamos ahora, atrevámonos a ser, cada una lo que quiera, ahora que no hay hoguera capaz de hacernos callar ni expresar todo el amor que somos y lo que llevamos dentro y benditas las diferencias que llenan de colorido este mundo haciéndolo, si cabe, más hermoso.

martes, 14 de febrero de 2017

Hoy y siempre regálate flores







"Tu tarea no es buscar el amor, tan solo encontrar y derribar todas las barreras que has levantado para protegerte de él"
UCDM


No esperes a que te las traigan
Hoy y siempre regálate flores

Tampoco esperes a que nadie venga a hacerte feliz,
 a darte amor
a darte ilusión
Sé feliz
Ilusiónate
Recuerda que el amor se encuentra dentro 
y siempre está
como las semillas bajo tierra esperando
para de pronto un día germinar
y el alma entonces llenarse de flores.

Estar en pareja ayuda a nuestro crecimiento personal, al enriquecedor encuentro con uno mismo, a conocernos más porque el otro hace de espejo y puedo ver lugares de mi misma que no veo, esas partes de mí que estaban dormidas. La relación suma. Si nos enfrentamos a lo que se  mueve asumiendo la parte de responsabilidad propia y nos enfrentamos a las oscuridades que se nos muestran, crecemos, somos más conscientes, nos sentimos más plenos. Pero una cosa debe quedar clara. La pareja no nos salva de nada, no debería salvarnos de nada. Muchas personas buscan pareja creyendo que esa relación los va a curar de su dolor, de su aburrimiento, de la falta de sentido de sus vidas. Esperan que los complete. Esto es un grave error. La propuesta es que resolvamos nuestras vidas sin esperar que nadie nos la resuelva. Tampoco intentemos resolverle la vida al otro, si encontramos a alguien, que sea para pasarlo bien, para crecer juntos, para apoyarnos, para divertirnos… para permitir que el amor nos transforme al lado de la persona amada… Pero ser feliz depende de nosotros mismos. La ilusión, el sentido de la vida… eso está en nosotros, no debemos esperar a que alguien venga para recobrar la ilusión. La ilusión está en ti, en mí, en cada uno de nosotros. Y eso es lo que debemos recuperar. Enamorarnos de nosotros mismos. Esa es relación más importante. Cuando me convierto en un ser completo, que no necesita al otro para sobrevivir, voy a encontrar a alguien con quien compartir lo que tenemos.

Yo conmigo
Tú contigo
Yo contigo
Tú conmigo
Nosotros con el mundo

Feliz día del amor

hoy y siempre.

(Si me das la mano de Tatiana Rodríguez)



Fotografía: J.Freddie Fuentes

lunes, 2 de enero de 2017

Cerré los ojos, respiré profundo y confiando la dejé caer.



Cerré los ojos, respiré profundo y confiando la dejé caer.
Era la última hoja.
En mí no quedaba nada,
tan solo un esqueleto de ramas desnudas
preguntándose: Y ahora qué?

Si algunas vidas forman un circulo perfecto otras van evolucionando en formas que no podemos predecir, ni siempre comprender. Las pérdidas y los cambios  forman parte del maravilloso viaje de la vida … nos enseñan lo que es más preciado y nos recuerdan que todo cambia todo el tiempo, el invierno se convierte en primavera, la más oscura noche en precioso día, la oruga en mariposa, los árboles pierden las hojas para hacer sitio a las nuevas hojas que están por venir… sube y baja la marea, los vientos moldean las montañas y lo único que nunca cambia es que todo cambia. ¿Cómo iba a ser diferente para nosotros? El cambio es vida.
El primer cambio más significativo para nosotros fue probablemente el momento del nacimiento, si éste fue traumático, asociamos el cambio a dolor, pérdida, separación. Resistirnos al cambio es ir contra la vida, es ir contra nuestra naturaleza.
Si sé que todo cambia y no me aferro y no me resisto a lo que es, no pretendo que sea de otra manera, agradezco cada momento de mi vida, agradezco lo que hay hoy, agradezco cada encuentro como el regalo del cielo que es y no me quedo en situaciones que ya no me inspiran y no tengo miedo de entrar porque sé que puedo salir, sin drama y sin dolor. Si no tuviera miedo al cambio sería todo más ligero, más fácil, más liviano. Si no tuviéramos miedo al cambio no lo pensaríamos tanto y lo disfrutaríamos más.

El cambio es impulso de vida

Al cambio doy la bienvenida, me acepto como parte de la naturaleza cambiante y vibrante que me rodea y suelto mi resistencia a fluir. Igual que los árboles no sienten pena por las hojas que dejan caer porque saben que es necesario para las nuevas hojas, flores, frutos que están por venir, navego feliz por el río de la vida con la confianza que todo está en perfecto orden.


Si me das la mano, Tatiana Rodríguez

martes, 29 de noviembre de 2016

Nadie nos advirtió de los muros que crecían en torno al corazón



“El cielo está enladrillado ¿Quién lo desenladrillará?...”

Nadie nos advirtió de los muros que crecían en torno al corazón. Nadie nos dijo que dolía menos reconocer el dolor que construir unas murallas. Tantos muros he levantado y tantos he dejado caer que ahora sin querer me nacen solos. Y me levanto en muros llorando por dentro.

Algunas veces es muy evidente, lo veo levantarse y una mujer en mí, esa que sabe que la vida es más dulce y alegre cuando no me protejo, grita:

      - No, por favor, otra vez no. ¡Abajo las murallas!

Pero ahí está, grandioso, impenetrable.

      - Tranquila.- me dice.-  Ya no volverán a hacerte daño.

Pero ya yo sé cómo me gusta correr desnuda y libre por el campo con las flores colgando del pelo, de las manos, de la sonrisa… Así que me pongo a la tarea de echarlo abajo y siembro flores y mariposas donde ahora yacen los escombros, con la esperanza de que no vuelva a levantarse.

Otras veces sucede que no lo veo venir, se levanta silencioso en la espesura de la noche y hasta me creo que estoy bien, cuando tu amor con la fuerza de un huracán me penetra en lo más profundo y es entonces, que lo siento desplomarse dentro. Y me veo llorando ríos de un dolor que no sabía que tenía, un dolor antiguo y lejano, quién sabe, tal vez de otra vida.

El amor echa abajo las fortalezas donde vivimos. Cada mirada profunda y amorosa afloja las viejas estructuras y cuando unida a tu cuerpo me dices te quiero, puedo sentir como se resquebraja. Por eso te pido, dímelo otra vez…  con una y dos y cinco y diez grietas… siento el muro venirse abajo. Y las aguas de la vida que estaban contenidas al otro lado son liberadas y fluyen de nuevo alegres y juguetonas y yo  parece como que lloro de placer, de contento, de gratitud y amor, y dicha.

Si me das la mano de tatiana Rodríguez




Fotografía: J.Freddie Fuentes
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