Buscar este blog

jueves, 13 de abril de 2017

NOSOTRAS QUE NOS QUEREMOS TANTO



Algunas de mis amigas, muchas veces, llevan tacones y ellas, todas, son tan maravillosas. Ellas me llaman cariñosamente la india y a mí me encanta. Y a veces, cuando las veo aparecer con sus tacones tan hermosas, tan elegantes… una parte de mí piensa que estaría bien saber andar sobre unos zapatos de esos, pero yo no sé. Sé andar descalza por los riscos y los callados de la playa como nadie, pero no desprecio los tacones porque no sepa, o no quiera, andar con ellos. Adoro la diversidad, las diferentes formas que cada una tenemos para mostrar nuestra feminidad. No me maquillo, tampoco sé hacerlo, y cuando las veo aparecer tan bellas pienso que podría haberme hecho más que sea la raya en los ojos o haberme puesto algo de brillos en los labios. No lo hago, no porque no me guste, se me olvida, no me da por eso. En todas las culturas las mujeres tienen sus costumbres, sus rituales de belleza y se reúnen para compartir, apoyarse, bailar, reír, nosotras eso lo hacemos y mucho y quizá se me pegue ahora algo de ellas.  Nadie nos enseñó a caminar descalzas sobre las piedras, nadie nos enseñó a honrar nuestra feminidad, a reconocer nuestra valía, nuestros dones, nuestros talentos, igual que a andar en tacones tuvimos que aprenderlo solas. Nadie nos enseñó que el amor se encontraba dentro y que siempre estaba, aprendimos a buscarlo fuera, a mendigarlo, tan hambrientas estábamos. Aprendimos a callar para no molestar para que se nos quisiera, nos recortamos trocitos de nosotras mismas para caber en el molde, para no desentonar, para ser aceptadas… Nadie nos dijo que era más importante gustarnos a nosotras mismas . Somos unas sobrevivientes de un sistema de pensamiento completamente loco y arcaico donde a acorazarse y no expresar las emociones se le considera ser fuerte y donde ser sensible y expresarse es debilidad, donde impera la mente del miedo oscureciendo el amor. Y aquí estamos nosotras que nos hemos reinventado, que hemos tenido que redescubrirnos porque ya no sabíamos quienes éramos, donde fuimos descubriendo que había algo hermoso en nosotras que no tenía que ver con lo que los demás opinaran y aprendimos que la fuerza era desafiar a la mayoría para atrevernos a mostrarnos tal cual éramos. Y estamos aquí mujeres hermanas que buscamos ser felices porque sabemos que la felicidad nos pertenece y expresamos nuestra feminidad cada una como le parece. Así que, mujeres del mundo, dejemos ya de criticarnos entre nosotras, de juzgarnos y atacar las diferencias porque en el fondo somos más iguales de lo que ninguna queremos reconocer y ya durante siglos nos han quemado en la hoguera por atrevernos a mostrarnos y a ser. Seamos ahora, atrevámonos a ser, cada una lo que quiera, ahora que no hay hoguera capaz de hacernos callar ni expresar todo el amor que somos y lo que llevamos dentro y benditas las diferencias que llenan de colorido este mundo haciéndolo, si cabe, más hermoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario